miércoles, 31 de enero de 2007

Otra vez: El asunto de la Yerba

Fue extraño, ayer mi viejo me pezcó un porro del escritorio.

Con los dientes apretados, agarrando la cosa como si fuera un calzón cagado, me preguntó ¿qué es esto? Yo lo miré y sonreí, era igual que si me estuviera increpando por sacarme un moco, creía que ese asunto era cosa del pasado, porque en verdad mis viejos ya me habían pescado varias veces y pensé que estaba todo bastante aclarado. Parece que no.
Mi viejo seguía ahí, esperando la respuesta, respirando humo por la nariz, enojado.
Yo también lo pesqué a mi viejo, esa vez que un amigo suyo de la adolescencia, y con quien compartió una banda de rock en pleno hippismo, me dijo que mi papá fumaba todo lo que había a su alcance. Fue en el casamiento de mi hermana, todo iba de formalidad, elegancia, hasta yo andaba por ahí exibiendo mi traje, medio ebrio, con un vaso de vino en la mano, y cuando su amigo dijo eso no tuve más que perderme en algunas cavilaciones nostálgicas. Lo miré asintiendo con la cabeza, con una sonrisa algo drástica; nunca lo había visto a mi viejo de esa forma, en verdad había sido un fumón como yo, qué noticia, y en ese lugar.
Pero ahora estaba ahí parado frente a mí, con sus ojos rojos y su respiración de toro. Bueno, no hacía falta pero lo dije lo que era y se lo llevó para la cocina mientras yo le pedía que me lo devuelva, que no lo tire, que no lo haga. No es que sea un drogadicto perdido; no me arrastré agarrado de su pierna para que no lo tire, pero me parecía una cuestión de principios, una idea que yo tenía de la sociedad. Eso que hacía mi viejo me parecía un ultraje a mis derechos, algo muy propio de la policía. Abrió la ventana y sin preambulos arrojó el vacío aquel cigarrillo con el que seguro te quemabas los dedos de intentar fumarlo. ¡En casa no, ya te lo dije!, gritó. Es increíble como uno sólo quiere fumar para relajarse y la gente se enoja por eso. No estoy orgulloso de fumar, la verdad es que la marihuana hizo ciertos trabajos en mi cabeza. Puedo dar fe que estar bajo los efectos de ella tanto tiempo hace que de un giro irreversible la forma en que percibís las cosas; tus maneras de recibir y asimilar los impulsos, todo cambia. Cuando se vuelve a la realidad uno adquiere una duda respecto de todo, o de casi todo. La marihuana te lleva a preguntarte tantas cosas que en un tiempo uno entiende que no necesitaba tantas respuestas. Al principio la marihuana suele hacerte más sociable, pero con el tiempo te vuelve un ser taciturno, mas bien solitario, al menos en la ciudad. Pero la verdad es que no puedo ni quiero dejar de fumarla, uno se la pasa muy bien por la noche esuchando música, o tocando la guitarra, o escribiendo, si es que no te come demasiado y te resulta milagroso escribir dos palabras juntas con éxito.
Hoy me levanté como al mediodía y noté que mi vieja me evitaba, al instante supe que mi viejo se lo había dicho, ¿para qué?, pensé, ella se altera con tanta facilidad, se preocupa demasiado, sé que se acuerda siempre de esa vez que me econtró borracho y fumado porque mi novia me había dejado, y desde ese triste episodio siempre me pregunta si fui al psicólogo. La cosa es que le pregunté por qué me evitaba. Nada, nada, dijo, con cara de enojada. Decime, le dije. Se dio vuelta y lo dijo: porque andás dejando la marihuana por todos lados, yo ya me pregunto si no está consumiendo otra cosa, con esa dejadez... Sí, le dije, me inyecto heroína y aspiro poxi ran, rematé. Te pregunto en serio, ¿podés ser serio alguna vez?, lo soy, lo soy, le dije, en serio, aspiro cocaína también. ¿Estás consumiendo otra cosa?, siguió. Me tomé un instante y le pregunte: ¿Qué es lo que te preocupa de esto? Si investigaras al respecto te darías cuenta que es una pavada. ¡Ivestigué! ¡investigué!, gritó. Dicen que la marihuana te lleva a otras drogas, drogas que te matan. ¡Eso es mentira!, le respondí de inmediato, eso no pasa en mi caso. Y es relativamente verdad, probé otras cosas, como la cocaína y el ácido, pero esa es otra historia. Y además acá estoy, no ando metido con nada de eso. ¿Seguro? preguntó ella. Quedate tranquila mamá, en serio... vos parecés evangelista, aterrada por la droga, no deberías tener miedo de la droga, la droga no mata a nadie, la gente se mata sola. ¡¿Cómo que la droga no mata?! dijo indignada, tapándose la cara... yo siempre recuerdo esa vez en que vos... ¡Mamá!, traté de frenarla, eso fue hace un montón. Habías fumado, siguió, estabas en un estado lamentable. Eso es porque estaba borracho, respondí, no porque había fumado, son dos efectos bien distintos, es obvio que no entendés nada. Estabas en un estado lamentable, dijo mamá negando con su cabeza gacha. ¿Nunca fumaste?, ¿Vos nunca fumaste? le pregunté. Ella saltó: ¡Fue una vez! ¡Hace un montón! Entonces deberías fumar uno, le dije. Ella se levantó chistando despectivamente y se metió en la cocina. Sos evangelista, evangelista y de derecha, le dije, pero no se lo dije mal, si no como una burla, algo como para que se ría. Para vos, siguió ella, para vos todo el que piensa distinto a vos es de derecha, o evangelista. Es que vos, vieja, tenés un pensamiento bastante retrógrado, la verdad, si yo te digo que estoy a favor de la legalización de la marihuana, que tengo una idea política al respecto, qué dirías, ¿te angustiarías? Y ahí lo dijo, sin más: No, yo también estoy a favor de la legalización de la marihuana, pero no me gusta que vos fumes.
Está bien, no quería tener una discución acerca de esto con mi vieja, que se pone tan mal y que es tan frágil para estas cosas y que me mira como si fuera un malhijo que la hace sentirse al borde del colapso.
Bueno, al final he resultado ser el culpable, el perverso asesino serial.
¿Qué le pasaría a mi vieja si en vez de un porro me encontrara en primera plana acusado de un homicidio múltiple?

1 comentario:

BinettiJA dijo...

a veces lo lamentable, lo risible y lo triste forman un solo liquido, un jugo en el que nadaremos eternamente.
pero lo peor es que la culpa que se achaca a las drogas es enteramente nuestra.
yo simplemente naci torpe, inutil y colgado.
la droga es mi excusa...