lunes, 26 de marzo de 2007

El mimo de los lunes

Hoy vine a trabajar sin ganas, digamos tal vez que por ser lunes, o porque el cielo estaba plomizo, por h o por b, o por c, ¡pero vine viejo!. Con eso ya estoy hecho, ya puse mi granito de arena con mi dulce y delicada personalidad llena de frescura y aroma a zandalo. Ahora lo más importante es no hacer nada sin que nadie lo note. Hay que poner una postura especial, de alumno atento, siempre dando sensación de estar abocado a una tarea impostergable, de urgencia y gravedad. El rictus rigido, la semblante severa, la boca de bulldog, la ceja intensamente arqueada; todo con el fin de que cualquiera piense dos veces antes de atreverse a molestarl, a pedir algo, todo para que a nadie se le ocurra interrumpir lo que realmente ocurre dentro de nuestro cerebro: absolutamente nada por espacio de 8 horas, o: ¡jaja!, como estoy engañando a estos imbéciles.

No hay comentarios: